DESDE LA GRADA. LOS OBAMA, YES THEY CAN.

En estas fechas entrañables en las que apenas hay fútbol decente en directo que echarse a la boca -y menos mal porque habrá que cuidar un poco la línea- el mundo futbolero español y las familias zapeadoras en general sintonizan y atienden al Torneo Alevín de Arona.

Allí juegan las más precoces estrellas del fútbol mundial, los hermanos Obama, Federico y Salomón, nacidos en 2000 en Guinea Ecuatorial. Son fijos en el Atlético de Madrid y generan tanta admiración como controversia.

Su altura y corpulencia supera con creces a la de sus rivales. Además, estos apellidos ilustres cuentan con el apoyo de Silvano, otro niño muy desarrollado que parece el primo de Zumosol de los chiquillos a los que se enfrenta. Esta situación otorga una ventaja física muy importante a su equipo al tiempo que provoca una reflexión por parte de todos los que siguen el torneo. La sensación se asemeja a la de ver a Ibrahimovic en la Ligue 1. Siguiendo la recomendación de la Academia de la Lengua sueca, los Obama (y Silvano) son unos zlataners.

Ya se están buscando fórmulas para que no puedan jugar, algo bastante mezquino, por cierto. Que si limitar participaciones a una temporada, que si tope de altura, etc. Pero va a más, los chistes que se hacían la temporada pasada, más allá del chascarrillo, dejaron paso a otros comentarios que dudaban realmente de la edad de los mellizos Federico y Salomón. Entiendo que si participan todo el año en sus competiciones federadas lo hacen atendiendo a unos controles de edad. Si hay dudas deberán hacerles pruebas que determinen en qué categoría les corresponde jugar.

Ahora bien, resulta que durante esta temporada, tanto los hermanos Obama como Silvano suelen jugar con los Infantiles del Atlético de Madrid y no con los Alevines. Que me perdonen si ejerzo de tertuliano, pues tampoco soy un experto en fútbol de cantera, pero el objetivo de un club en estas categorías debería ser formar a los chavales. Estos niños tienen que disfrutar, aprender y competir. Ganar no debería ser tan importante como competir y divertirse. El Atlético de Madrid bajando a los Obama de categoría con el único interés de ganar, ganar y ganar hace daño a su cantera y al resto de sus compañeros que ahora mismo deben estar comiéndose los yogures a toneladas para ver si crecen y así les dan bola. Pensaba que eso ya se había olvidado en el fútbol español.

Los rivales del Atlético de Madrid se ven impotentes y de esa incapacidad surgen las ideas de modificar reglas para excluir a los mini gigantes. También florece el racismo y la estupidez, normalmente promovidos y ejecutados por unos padres que son la lacra del fútbol base. ¿Cómo es posible abuchear a unos niños porque te ganen? Por no hablar de insultos. El tema de los padres en el fútbol base da para un libro.

En realidad, los rivales de los colchoneros deberían estar orgullosos de poder jugar contra jugadores de tanto nivel que les obligan a buscar soluciones y a pelear al 100% para tener una oportunidad. Por ejemplo, ese Espanyol que derrotó al Atlético de los Obama en el Nacional Alevín de 2011. Los que deberían revisar sus políticas son los padres que insultan y el Atleti que, probablemente, hipoteca parte del futuro de su cantera para ganar.

No sabemos si los Obama llegarán, si habrán aprendido algo cuando las fuerzas se igualen y tengan que valerse de algo más que de su físico. La historia enseña que la mayoría de estos chavales se estancan y en el club no les están ayudando al bajarlos para hacerlos triunfar por músculo. La selección española se ha hecho grande con los pequeños y esperemos que siga así, pero esos bajitos probablemente no salgan del Atlético de Madrid. En cuanto a Silvano, Federico y Salomón, las vivencias les harán fuertes también en lo psicológico. Esperemos que puedan ser futbolistas de Primera algún día, combinando fuerza, táctica y técnica. Tienen todo un futuro para construir. Yes, they  can.